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La fragilidad de los cuerpos

La fragilidad de los cuerpos

Un día como hoy, hace casi 5 años estaban por diagnosticarme cáncer de mama. Noticia que de golpe te cambia el mundo, mi mente cambió, mi cuerpo cambió, mi alma cambió.

A pesar de haber vivido uno de los momentos más difíciles desde que tengo memoria, siento que fue precisamente gracias a eso que hoy me siento más fuerte que nunca. Crecí como persona, aprendí de un día para otro valores que algunxs no aprenden nunca en la vida.

Agradezco infinitamente por el proceso que pasé y los privilegios que tuve; pero por sobre todo agradezco a quienes estuvieron conmigo porque su amor fue lo más importante para mí durante esta metamorfosis. Además de agradecerle a los que no estuvieron y que la vida sabiamente me enseñó a dejar de lado.

Aprendí que todo está en la cabeza, la mente es el complemento del cuerpo y sin uno de estos elementos se afloja, la contención del otro es lo que nos permite salir adelante, superar, avanzar; que la perseverancia es lo más importante y la paciencia se puede ejercitar, que aquellos instantes que muchas veces sentimos eternos, pueden volverse tan efímeros, sin siquiera darnos cuenta, sin siquiera alcanzar a percibir el paso del tiempo.

Que a pesar de que todo el resto se esté desmoronando a nuestro alrededor, todo es pasajero, nos cuesta creer que hay luz propia, impulsos, pero nadie más que tú misma puede permitirte salir adelante; aprendí que el error está en quedarse estancada con algo dentro que querías hacer. O decir. Porque es ese mismo cúmulo de inseguridades, pensamientos y emociones inconclusas lo que nos lleva a la enfermedad.

A pesar de que recuerdo a veces aquellos momentos de malestar, lo que más marcó mi trayecto fue la transmutación en el valor de mi cuerpo. Pocas veces agradecemos porque tenemos pezones o porque tenemos pelo, siempre lo hemos tenido y por lo tanto no lo cuestionamos, sin embargo, esto no les quita su valor intrínseco.

Si bien somos mucho más que una cuerpa, analizar su anatomía nos permite valorarla y reflexionar sobre todo lo que esta nos brinda, sacarle provecho, quererla y respetarla. El cuerpo es extraordinario, con su fluidez y sus cambios reveladores del tiempo, con sus curvas, manchas y arrugas. No permitamos que se funda y se pierda entre sexismos, críticas, comparación y estándares de bellezas.

Porque, ¿qué es la belleza realmente? La amplitud de este concepto me permite cuestionarlo, y decir que para mí hoy, es la cara de alguien que lloró y hoy sonríe, es la línea marcada por el tiempo; es lo que sentimos dentro y lo expresamos por fuera de nosotros, en lo que somos. Belleza son las marcas que la vida deja, todas las cicatrices en nuestra memoria.

Claramente este concepto no siempre tuvo esa definición para mí y es por eso que me disculpo por todas las veces que en mi pubertad, potenciada por un sistema capitalista y patriarcal me juzgue a mi misma y a los demás por su forma de ser o de vestir, por ser diferente, claramente no entendía el verdadero significado de belleza. Y no me queda más que seguir agradeciendo hoy, por ser capaz de verlo.

Vivir procesos traumáticos en nuestra vida generalmente nos hace cambiar, pero, ¿Por qué tenemos que tocar fondo para reflexionar?
Ojalá que nadie más tenga que pasar por lo que yo pasé para entender que no debemos pasar ni un día más sin cuestionar lo establecido. Y que vivan las cuerpas diversas y libres.

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