Newsletter Agosto 2025

MUJERES EN MOVIMIENTO

BY CATALINA MOLINA (@CATALINAMOLINA)

 


Mika y yo: movimiento, conexión y un lazo que transformó mi vida


En 2021, un año marcado por cambios profundos, llegó la Mika a mi vida. Apenas la vi, sentí que algo resonaba con fuerza: era como si nuestras almas se reconocieran. Desde entonces, nuestro camino ha sido sinónimo de conexión, movimiento y amor incondicional. Antes de adoptarla muchos me advertían: “los border collie tienen demasiada energía, hay que tenerlos siempre activos”, y yo siempre respondía: “lo tengo claro, yo también”.

Un encuentro en el momento justo
El 2021 también perdí a mi mamá. Ella siempre me decía que la vida es demasiado corta para dejar pasar lo que nos hace felices. Con su fuerza en mi corazón, retomé el deporte  y me lancé a correr con más ganas y determinación, buscando en cada paso esa sensación de libertad que tanto me llena.
Fue entonces cuando empecé a correr en los cerros, con la Mika y conocí el trail running.

Con esa energía multiplicada, comenzamos a correr juntas en los cerros y en las calles. Correr se convirtió en nuestro lenguaje. Su entusiasmo al salir de casa, su ganas de iniciar cada entrenamiento, reflejan el lazo que compartimos. Nos motivamos mutuamente: ella con su alegría contagiosa; yo, con mi deseo de avanzar y sentirme libre.
No es solo correr. Es mirarnos y entendernos sin palabras. Es esa dependencia que surge cuando confías plenamente en otro ser, porque juntas sabemos que estamos seguras.

Recuerdo una vez que estábamos corriendo en el cerro, las dos, y me doblé el tobillo. No le dije nada, pero ella, a pesar de su energía inagotable y todos los estímulos del entorno, se sentó a mi lado, apoyó su cabeza en mí y esperó tranquila a que el dolor pasara. Ese gesto silencioso, lleno de empatía, me confirmó que nuestro lazo iba mucho más allá del movimiento: era cuidado, presencia y amor sin condiciones.

El legado de mi mamá que vivo en cada momento
Ahora, correr también es para la Mika. Mi mamá también me inculcó la filosofía de que “la vida es mejor con los perros en la cama”, y sí, la Mika tiene su lugar en la mía. Juntas creamos nuestra propia definición de familia: compañeras de ruta, cómplices de aventuras y energía desbordada.

En su compañía entendí que el deporte no solo fortalece el cuerpo, sino también el corazón. Movernos juntas es celebrar la vida, el amor que sana, la posibilidad de elegir, cada día, sentirse vivas.

La Mika llegó en el momento justo para recordarme que la conexión se construye en movimiento, que el amor trasciende las pérdidas y que correr juntas es nuestra forma de vivir plenamente.



FORASTERAS

BY CAMILA Y TERE (@FORASTERASTRAVEL)

 

Donde no somos de aquí… pero tampoco de allá

 

Hay días en que no sabemos de dónde somos.
Y no lo decimos con tristeza. Lo decimos con una especie de orgullo, como quien lleva en la espalda una bandera inventada, una que no pertenece a ningún país.

Crecimos con raíces. Nos enseñaron a quedarnos, a pertenecer, a encajar. A ser parte de algo, aunque ese “algo” no siempre se sintiera nuestro. Nos dieron tierra firme y también un poco de temor al salto. Pero nosotras saltamos igual.

Nos movimos. A veces por amor, otras por trabajo, otras por pura intuición. Dejamos casas, acentos, rutinas. Dejamos versiones de nosotras que ya no nos quedaban. Nos volvimos esas mujeres que  algunos miran con ceja levantada. Las que incomodan porque no piden perdón por lo que son, ni piden permiso para irse, ni para volver distintas.

Y sí, también somos mamás.

Una de nosotras acaba de tener guagua.
Y aunque aún huele a leche tibia y duerme con el puño cerrado junto al corazón, ya ha vivido más movimiento del que muchos adultos se atreven.

Viajó en la guata. Nos acompañó a terreno antes de nacer. Y con solo dos meses afuera, ya ha salido dos veces más, al mundo, a la vida. Va con nosotras. Como vamos todas, aprendiendo sobre la marcha, ajustando los pañales entre escalas, tomando decisiones con ojeras, pero con seguridad de que no cambiaríamos lo que hacemos por nada del mundo.

Madres nómadas.
Madres que crían en tribu, con mapas arrugados en el bolso y preguntas difíciles en la mesa. Madres que no renuncian a sí mismas para cuidar. Que cuidan siendo. Que siguen creando, caminando, soñando,  mientras preparan loncheras y responden mails a media noche.

Porque no creemos en esa idea vieja de que hay que pertenecer solo por pertenecer. Porque muchas veces ese “pertenecer” es solo una forma más de control disfrazado de estabilidad. 

Y porque entendimos —a veces con culpa, otras con claridad— que no se trata de elegir entre nuestros hijos o nuestros sueños. Se trata de sostenerlo todo, con la espalda firme y la mente abierto.

Nosotras hacemos lo que hacemos porque queremos y podemos, porque nos llena el alma.  Porque tenemos una voz y la usamos, un deseo y lo seguimos. A veces da miedo. A veces sentimos que vamos solas. Pero luego nos miramos, y recordamos que somos muchas.

Mujeres en movimiento.
Con raíz, pero también con alas.

Mente Cuerpo y alma 

 

¿Qué hábitos te hacen bien?


Reflexioné sobre los hábitos, porque recordé lo bien que me hace escribir a diario,
tomarme unos minutos antes de comenzar el día, cuando pareciera que el mundo aún no
despierta, hay silencio en la mañana, hay calma en el aire, hay placer en esa luz que
aparece de a poco. Es el espacio que me nutre a diario, escribir sin expectativas, solo para
observarme a través de mis palabras. Son solo unos minutos, pero pareciera que
transforman mi día, hay siempre un mensaje para tomarlo de la mano y llevarlo todo el
día conmigo. Es mi palabra de confianza, el diálogo que necesito escuchar en el día a día y
que a ratos olvido. Pero ahí está, escrito, es una firma con mi presente, un contrato de
vida. Son solo unos minutos, pero es suficiente para escribir mi día, mi historia. Así de
valioso se siente este hábito que se refleja en letras, en pensamientos, sensaciones, en un
diálogo honesto, con faltas de ortografía, sin orden gramatical, con rayas en el cuaderno,
con la belleza de un estilo auténtico. Con lo que soy y quiero ser. Son sólo unos minutos,
que transforman mi día, que construyen mi vida. Un cuaderno, un lápiz, un día que no
comienza y que está lleno de oportunidades, por eso las pongo por escrito, porque ahí, en
esa hoja en blanco, todo es posible. Son sólo unos minutos, para volver a comenzar. Para
leerme las veces que sean necesarias, para escribirme en prosa o poesía, para ser
protagonista de mi historia. Eso es escribir, es escuchar tu diálogo más honesto, aún entre
tanto ruido. Hay hábitos que nos sostienen y hoy lo recordé.
@vivibv